finalizar con un montón de restos, o la más hermosa obra de arte que se haya visto jamás.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Mi mayor vicio. Capitulo 4.

Y me vi casi obligada a contenerme y no llorar. Porque mi vida, no era como todas las demás. O no al menos como todas las vidas que los demás desean tener.

Y no deberías entenderme mal, para nada envidiaba otras vidas. La envidia es algo que, debo admitir, nunca me había parecido un sentimiento puro, ni humano. Sin embargo lo es.

El más humano, de hecho.

Envidiamos al de al lado, al de detrás y al de delante, incluso a los que están a kilómetros. Y los envidiamos aunque sean peores que nosotros, y sobre todo si son mejores.

Envidiamos al pobre, al rico y al feo y al guapo. Por razones que ni alcanzamos a entender, simplemente lo hacemos. Y además lo hacemos con orgullo, y penzamos que en parte, sentir esa envidia nos hará superiores.



Filosofías a parte, uno no es consciente de lo que busca, hasta que lo encuentra, y eso fue lo que le paso a Cenddre. ENCONTRO LA SOLEDAD, LA PROBO, SE ACOMODO, AHORA NO SABE COMO DEJARLA.

- esta es la última carta que me escribo, estoy empezando a delirar….- se dijo.

Pero lo que ella no sabía, era que en su buzón acababa de entrar una carta de respuesta a sus últimas x cartas. Del remitente, el supuesto desgraciado italiano que había recibido todas las cartas de cenddre.





inamoviblemente de celia.